En ChileSoc, hace unas semanas que uno de sus participantes nos dio a conocer que viajaría a NY para recibir un Ogilvy Award por los Insights que forman parte de la campaña publicitaria del Bank of America, en la que él participó. Seguido, unos cuantos mails de otros participantes del grupo aparecieron extendiéndole sus felicitaciones. “CHUATAS!!! Felicitaciones entonces Miguel, eres muy buena publicidad para la sociologia!” escribió uno; “A mi gusto el asunto es interesante para la red, puesto que hay sociólogos "generando" insights y también colegas recibiéndolos” dijo otro. Ok.
Ando lúdico, juguemos a dar una interpretación sociológica del hecho. Un actor que, al parecer recibió instrucción terciaria formal en sociología, se ha hecho acreedor de una distinción que le permite acopiar capital simbólico, aún no se en cuál de todos los campos que no son la sociología. Y es que me parece difícil que dicho capital lo pueda operacionalizar/transformar en capital propio del campo sociológico, científico si quieren (¿queremos?). Más bien, me parecería poco apropiado, destructor de la lógica del campo. Si aquel premio se traduce en capital en el campo científico, si el galardón adjudicado vale de algo para la sociología como disciplina, significa que la lógica del campo de la que nos habló el bueno de Bourdieu no es tal. Y es que hacer buenos insights, excelentes incluso, no aporta absolutamente nada a responder la pregunta por el orden social.
Es probable que el premio sea absolutamente merecido, pero aquello no significa, no se deriva de manera lógica, que los practicantes de la sociología deban alegrarse por eso. Primero, porque es un premio que felicita algo que no es conocimiento propio de la sociología (entendida como disciplina científica dedicada al estudio de las condiciones de posibilidad del orden social). Si me aceptan el absurdo, si un equipo de baby fútbol conformado por sociólogos gana el primer lugar en una liga, ¿significa que debemos contentarnos de ello por el sólo hecho de constatar las credenciales de formación que poseen? Muchos dirán que no son situaciones comparables, y ahí mismo está el error. Para el asunto aquí tratado, dichas dos situaciones son exactamente las mismas, a saber: un conjunto de sociólogos, debido a su desempeño destacadísimo en campos o aspectos que son no-sociológicos, han sido premiados en base a tales méritos. Entonces, ¿por qué estar contentos? Una primera, más bien la única respuesta que me parece relativamente apropiada es la que recurre al factor gremio. Deberíamos estar contentos porque significa que los sociólogos están generando una labor destacadísima en esferas diferentes a la sociología, volviendo la empleabilidad de los sociólogos más alta. Ok, pero es insuficiente.
El problema que veo es el siguiente: No nos destacamos por hacer sociología! No conozco ningún sociólogo/a chileno/a que haya ganado algún award de la ASA o alguna organización que agrupe a quienes hacen sociología. Mi problema con sentir gozo en el corazón por el premio del que aquí hemos hablado es la otra cara, es decir, la inexistencia de sociólogos que se destaquen por dedicarse a dar respuesta a la pregunta por el orden social, o las preguntas que de ella se derivan cuando se la descompone.
Por eso, en vez de estar contento, por enésima ocasión me lamento del triste estado en que la sociología chilena se encuentra, ¿ok?
Ando lúdico, juguemos a dar una interpretación sociológica del hecho. Un actor que, al parecer recibió instrucción terciaria formal en sociología, se ha hecho acreedor de una distinción que le permite acopiar capital simbólico, aún no se en cuál de todos los campos que no son la sociología. Y es que me parece difícil que dicho capital lo pueda operacionalizar/transformar en capital propio del campo sociológico, científico si quieren (¿queremos?). Más bien, me parecería poco apropiado, destructor de la lógica del campo. Si aquel premio se traduce en capital en el campo científico, si el galardón adjudicado vale de algo para la sociología como disciplina, significa que la lógica del campo de la que nos habló el bueno de Bourdieu no es tal. Y es que hacer buenos insights, excelentes incluso, no aporta absolutamente nada a responder la pregunta por el orden social.
Es probable que el premio sea absolutamente merecido, pero aquello no significa, no se deriva de manera lógica, que los practicantes de la sociología deban alegrarse por eso. Primero, porque es un premio que felicita algo que no es conocimiento propio de la sociología (entendida como disciplina científica dedicada al estudio de las condiciones de posibilidad del orden social). Si me aceptan el absurdo, si un equipo de baby fútbol conformado por sociólogos gana el primer lugar en una liga, ¿significa que debemos contentarnos de ello por el sólo hecho de constatar las credenciales de formación que poseen? Muchos dirán que no son situaciones comparables, y ahí mismo está el error. Para el asunto aquí tratado, dichas dos situaciones son exactamente las mismas, a saber: un conjunto de sociólogos, debido a su desempeño destacadísimo en campos o aspectos que son no-sociológicos, han sido premiados en base a tales méritos. Entonces, ¿por qué estar contentos? Una primera, más bien la única respuesta que me parece relativamente apropiada es la que recurre al factor gremio. Deberíamos estar contentos porque significa que los sociólogos están generando una labor destacadísima en esferas diferentes a la sociología, volviendo la empleabilidad de los sociólogos más alta. Ok, pero es insuficiente.
El problema que veo es el siguiente: No nos destacamos por hacer sociología! No conozco ningún sociólogo/a chileno/a que haya ganado algún award de la ASA o alguna organización que agrupe a quienes hacen sociología. Mi problema con sentir gozo en el corazón por el premio del que aquí hemos hablado es la otra cara, es decir, la inexistencia de sociólogos que se destaquen por dedicarse a dar respuesta a la pregunta por el orden social, o las preguntas que de ella se derivan cuando se la descompone.
Por eso, en vez de estar contento, por enésima ocasión me lamento del triste estado en que la sociología chilena se encuentra, ¿ok?