sábado, 26 de septiembre de 2009

Cuando no comes palta Hass niegas tu identidad

Fermandios en una columna aparecida en El Mercurio nos dice, en referencia a la súper nueva publicación del sempiterno de Krebs, que tanto el ejército y el Estado son parte fundamental de eso que llaman identidad shilena. Lo que lleva a Krebs a plantear aquello y a Fermandois a estar de acuerdo, es un lamentable y decimonónico esencialismo. Y es que en la organización argumental que utilizan, un set de objetos producidos en Chile, Estado y ejército (como si este último estuviera fuera del primero), debido a otro set de características que en ellos aparecen, los transforman, por algún motivo, en elementos conformadores de la so called identidad shilena. Es decir, si usted considera que el Estado chileno ha operado de manera negligente a lo largo de su historia, sea que nos provea de evidencia o no, usted lo único que está haciendo es atacarse a sí mismo, porque el Estado está dentro de usted…no, para…cierto que no nos muestra una sola y simple evidencia que efectivamente el Estado está en el corazoncito de todos los chilenos. Para Fermandois, los ciudadanos chilenos que sostienen posturas pacifistas y críticas del ejército no están en línea con su identidad, porque, claro, obvio que todos sabemos y medimos la identidad de 16 millones de sujetos.

La guinda de la torta o, para seguir con la shuper shilenidad, del empolvado, es que para el barbudo PUC “…la conciencia nacional en Chile, lo confiese o no, tiene un carácter eminentemente político, que es lo que nos sostiene como miembros de una sociedad, de vivir entre nosotros”. O sea, hello! nacionalismo metodológico no te suena un poquito? El problema de esto, es que no es sólo Krebs o Fermandois quienes consideran que Estado=Nación=Territorio=Sociedad, y que sólo en la esfera de lo político-institucional se genera el orden social. Sin Estado, para este niño, no es posible la existencia de la sociedad. En meditaciones sociológicas ya nos han mostrado como Lechner ganó fama cometiendo una y otra vez el mismo tipo de error que aquí señalamos.

Igual, es esperable que alguien que enseña la historia que enseña en el lugar que enseña, diga las cosas que dice. Lo downer de la cosa, compadre, es que esto no es producto de la resaca originada por la orgiástica popular reciente, sino en una creencia empíricamente infundada y analíticamente débil.

lunes, 21 de septiembre de 2009

Efecto Mateo a la chilena

Asumo que todos conocen de que va el efecto Mateo. La cosa aquí y ahora es resaltar una forma particular que toma dicho efecto, a saber: el efecto Mateo…a la chilena.

Me refiero a esa práctica decimonónica de otorgar recursos y posiciones en centros de investigación a personas que no han probado tener la capacidad de iniciar si quiera su escalada “mateística”. En el campo de la ciencia – o sistema, si así puede dormir más tranquilo- contemporánea, el gran y central instrumento para otorgar capitales es la capacidad de producción de un/a tipo/a. Aquello está medido por la tasa de publicación en sus diferentes versiones. So, esperaríamos ver a quienes tienen mejores tasas de publicación (bruta, ISI’s, Scielo) con mayores probabilidades de conseguir capital económico para la realización de investigación, que luego se traduciría en publicaciones, lo que aumentaría su capital en el campo, lo que haría que los asignadores de recursos monetarios decidieran por él/ella a la hora de entregar las lucas para investigación, lo que perpetuaría el proceso, chan!

Bueno, en Chile existe una forma bastante diferente de conseguir posiciones entretes en el campo. Hasta donde se, hasta hace un par de años a las jornadas de sociología en la UDP se les exigía una tasa anual de 1; según se desprende del documento de acreditación del programa de doctorado de la UC, sus jornadas tienen una tasa de publicación anual de 3; en la Chile sospecho que deben andar peor. En el mejor de los casos, la tasa asciende, en el peor, desciende.

Lo que pasa, es que la gente no publica. Hay una cantidad de journals de dimensiones bíblicas y los académicos, a quienes se les entregan los recursos para la generación de publicaciones, no hacen su pega. Lo único que importa, al fin y al cabo, es cuanto-donde-qué publica usted. Pero, una y otra vez, vemos como se le entrega plata a gente que no sabe que hacer con los resultados de su investigación.

Algo de eso está cambiando con los académicos jóvenes que se han integrado en algunos deptos, quienes si han entendido la lógica del campo. Esperemos que los asignadores de puestos y recursos entiendan que un/a académico/a joven con tasa de 2 ISI’s y 3,5 bruta es way better que un/a tipo/a que repite la misma clase hace 15 años y que publica un panfleto cada 4.